La
Sinfónica
de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, una selección de orquestas y coros
de El Sistema, junto a los choros de la Fundación Schola Cantorum de Venezuela,
casi 1700 músicos en total, protagonizaron un concierto histórico: no sólo
porque fue el evento que culminó las celebraciones del 5 de julio de 2011, día
preciso de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela,
sino porque por primera vez en el país se reunió tal cantidad de músicos en un
escenario para interpretar la Cantata Criolla: Florentino el que cantó con el
Diablo, de Antonio Estévez, obra inspirada en el poema de Alberto Arvelo
Torrealba.

Los 1700 jóvenes, integrantes del Sistema Nacional de Orquestas y
Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, perteneciente a la Fundación
Musical Simón Bolívar – adscrita al Ministerio del Poder Popular del
Despacho de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela -
tocaron y entonaron la Cantata Criolla: Florentino el que cantó con el
Diablo, de Antonio Estévez, obra inspirada en el poema de Alberto Arvelo
Torrealba.

A las 6:30 de la tarde cuando la luz natural del día 5 de julio dio
paso a los primeros asomos de la noche, el cielo de Caracas, ese que se
veía desde la recién restaurada Plaza Diego Ibarra, comenzó a
confundirse, imaginariamente, con el cielo de los llanos que mostraban
tres pantallas gigantes dispuestas en el escenario.
Los actores Patricia Velázquez y Daniel Alvarado, el actor, artista
visual y cantante Carlos Julio Molina (Dj 13) ofrecieron una
introducción con la que recorrieron verbalmente la ruta del continente,
en la que unieron extractos de poemas de autores latinoamericanos para
cantar a una sola voz la palabra América.
Una
vez que el maestro Dudamel subió al podio comenzó el canto de la
leyenda: el Diablo, con su sombrero peloe guama, es anunciado por el
coro. El personaje oscuro comenzó a desandar por la espesa llanura en la
noche, por los caminos del desamparo, como dice el poema, en el cuerpo y
la voz de Gaspar Colón, reconocido barítono venezolano.
Momentos después, cuando el diablo ya le había lanzado el reto al
guapo que se atreviera a cantar con él, salió el “catire quitapesares”;
salió Florentino, representado por una de las voces fundamentales del
canto lírico en la actualidad: la voz de Aquiles Machado. Sobre el pecho
desnudo de la sabana, con música que mezcla instrumentos sinfónicos con
un arpa, un cuatro y unas maracas, Florentino contrapunteó con el
Diablo. Cuando se vio casi perdido, invocó a las vírgenes venezolanas,
que fueron apareciendo entre los andamios del escenario. La estocada fue
contundente: el poder de Dios venció al Diablo.
Los espectadores que habían comenzado a llegar a la plaza desde las 3
de la tarde, querían escuchar más. El maestro Dudamel levantó la batuta
para dirigir Venezuela, una obra de poetas españoles que se sentían
venezolanos, una canción que el país ha adoptado sentimentalmente. En
seguida, vino el Alma Llanera, pieza con la que el público se
convirtió en coro. El encendido de la fuente de la Plaza Diego Ibarra
con los colores del tricolor venezolano animaron más el final y la
orquesta repitió los bises, pero los oyentes querían más y la palabra Mambo se escuchó en señal de petición. Sonó el Mambo de
Bernstein, casi patrimonio de las orquestas jóvenes venezolanas, y a
ritmo de la contagiosa obra culminó el concierto que celebró con
repertorio venezolano el Bicentenario de la Independencia de Venezuela. VER ENLACE DE NOTICIA: http://www.fesnojiv.gob.ve/es/conciertos/993-florentino-y-el-diablo-se-vieron-las-caras-en-el-bicentenario-de-venezuela.html

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